lunes, 28 de mayo de 2018

Repercusión del cambio climático sobre las tortugas dulciacuícolas


El pasado 23 de mayo se celebraba el Día Mundial de las Tortugas, un buen momento para reflexionar sobre el estado de conservación en el que se encuentra este grupo de reptiles, con varias especies al borde de la extinción.
El cambio climático es uno de los muchos factores que explican el declive de los Quelonios, tal y como vuelven a poner de manifiesto recientes estudios científicos. 

Según el estudio de Agha y colaboradores (2018), el aumento del nivel del mar proyectado supone una amenaza para muchas especies de tortugas de agua dulce. Existen registros y observaciones de algunas de estas especies en agua salobre, pero esto no implica una tolerancia a la salinidad a largo plazo. De hecho, de la mayoría de las especies no se tienen registros de presencia en hábitats salobres. El estudio sugiere que aproximadamente el 90% de las especies evaluadas se verán afectadas por un aumento medio del nivel del mar de 1 m para el año 2100.
Otro interesante hallazgo es el de Janzen y colaboradores (2018), los cuales han realizado un estudio a largo plazo para comprobar la alteración del momento de desove en seis géneros de tortugas de agua dulce. Todas las especies analizadas presentaron poblaciones con evidencias de avance fenológico, de tal modo que los primeros desoves ocurrían más temprano en años recientes, correlacionándose con las temperaturas del mes anterior a la ovoposición. Sin embargo, no todas las poblaciones seguían este patrón, lo que sugiere la existencia de otros factores implicados.




Bibliografía consultada
:


Fredric J. Janzen, Luke A. Hoekstra, Ronald J. Brooks, David M. Carroll, J. Whitfield Gibbons, Judith L. Greene, John B. Iverson, Jacqueline D. Litzgus, Edwin D. Michael, Steven G. Parren, Willem M. Roosenburg, Gabriel F. Strain, John K. Tucker, Gordon R. Ultsch. 2018. "Altered spring phenology of North American freshwater turtles and the importance of representative populations”. Ecology and Evolution 1-13.  

Mickey Agha, Joshua R. Ennen, Deborah S. Bower, A. Justin Nowakowski, Sarah C. Sweat, Brian D. Todd. 2018. “Salinity tolerances and use of saline environments by freshwater turtles: implications of sea level rise”. Biological Reviews.

miércoles, 25 de abril de 2018

Custodia del territorio: herramienta conservacionista de gran valor


Los orígenes de la custodia del territorio se remontan a finales del siglo XIX en Estados Unidos. Desde entonces, este movimiento se ha ido extendiendo, hasta formalizarse en España en el año 2000.

La custodia del territorio supone una herramienta conservacionista en auge de gran valor, basada en un conjunto de estrategias e instrumentos que pretenden implicar a los propietarios y usuarios del territorio en la conservación del patrimonio natural y/o cultural. Esta herramienta es especialmente relevante cuando los valores a conservar se encuentran más allá de los espacios protegidos por las administraciones públicas.

La custodia no supone la protección absoluta del territorio, sino más bien una gestión sostenible en la que se restringen solo aquellos usos perjudiciales para el entorno. El objetivo más habitual es conservar especies y hábitats.

En esta estrategia, además de los propietarios y usuarios del territorio, intervienen las denominadas entidades de custodia (organizaciones sin ánimo de lucro que participan activamente en la conservación del patrimonio natural), a través de la formalización de acuerdos voluntarios entre ambas partes.

En el año 2013 se contabilizaban hasta 188 entidades de custodia en España, que a menudo se agrupan en redes autonómicas.

GREFA y el galápago europeo

Desde el año 2015, la ONG GREFA actúa como entidad de custodia para más de 300 Ha situadas en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (Comunidad de Madrid). Esta zona también está declarada Reserva de la Biosfera y protegida por la Red Natura 2000. Los objetivos de estas figuras de protección, dirigidos a conservar los recursos naturales de forma compatible con los usos y actividades tradicionales, encajan perfectamente bajo el manto de la custodia del territorio.  

Las fincas privadas en custodia (con actividades de recreo y/o ganaderas) se encuentran situadas en una zona histórica de presencia del galápago europeo, con distintos arroyos que desembocan en el Río Manzanares. Se trata por lo tanto de un hábitat muy adecuado para acometer los trabajos de conservación y recuperación de la especie. En este caso, los propietarios de las fincas se comprometen a desempeñar su actividad de forma compatible con la presencia del galápago, a través de buenas prácticas tales como no alterar el régimen hídrico ni realizar actuaciones que puedan degradar las charcas, limitar la presión ganadera o evitar la quema de rastrojos y zarzas.





Bibliografía consultada:
Xarxa de Custòdia del Territori.

viernes, 6 de abril de 2018

Interacciones y adaptaciones en un mundo antropizado y cambiante

El caso del zampullín cuellinegro

Las marismas de Odiel (Huelva) albergan una gran riqueza de aves acuáticas, a pesar de la alta contaminación presente en este humedal, como consecuencia de los residuos mineros y de la gran actividad industrial. Una de estas aves, el zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis), constituye un ejemplo más de lo fascinantes y sofisticadas que pueden ser las interacciones ecológicas. Se trata de una compleja relación entre un ave, un crustáceo y un cestodo parásito.

La clave está en los carotenoides, pigmentos orgánicos que previenen y reducen la toxicidad de contaminantes como los metales pesados y los metaloides. Al alimentarse del crustáceo Artemia, los zampullines adquieren un parásito que podría estar protegiéndoles de la contaminación, ya que los crustáceos parasitados presentan un mayor contenido en ciertos carotenoides. El parásito es capaz de manipular el comportamiento de Artemia para que sea más accesible y atractiva ante las aves, llegando así hasta el zampullín. Pero no olvidemos que estamos hablando de un parásito y que por tanto debe causarle algún perjuicio a su hospedador, aunque en estas zonas tan contaminadas los beneficios de un mayor acceso a los carotenoides superan los costes de la infestación.

El caso del correlimos gordo

El empequeñecimiento corporal se ha propuesto como la tercera respuesta de las especies al calentamiento global, hecho en el que parece influir el coste metabólico. En especies adaptadas a explotar recursos concretos, como es el caso de las aves limícolas, la progresiva reducción del tamaño corporal puede tener graves consecuencias ecológicas. Es el caso del correlimos gordo (Calidris canutus), una especie que cría en el Ártico ruso e inverna en Mauritania. Van Gils y colaboradores (2016) observaron que los individuos jóvenes eran de menor tamaño y presentaban el pico más corto en los veranos de deshielo temprano. Este hecho supone un problema a la hora de alimentarse en los cuarteles de invernada, ya que los jóvenes correlimos no pueden acceder a la presa más abundante, un bivalvo que se entierra en el sedimento, lo cual les puede acarrear problemas de malnutrición.



Bibliografía consultada:

Marta I. Sánchez et al. 2018. “Zampullines cuellinegros ante la contaminación: la importancia de las interacciones ecológicas”. Quercus 386: 12-18.

David R. Vieites y Salvador Herrando-Pérez. 2018. “Hacia el mundo de Lilliput”. Quercus 386: 54-56.

martes, 27 de marzo de 2018

Nuevas crías de galápago europeo en GREFA

Las crías de galápago europeo provenientes de incubación natural ya han empezado a emerger del nido en las instalaciones de GREFA ¡No te pierdas la noticia!





martes, 20 de marzo de 2018

Visón europeo, mamífero "En Peligro Crítico"


Si hablamos de mamíferos amenazados, sin duda alguna hay que hablar del visón europeo (Mustela lutreola). Actualmente se encuentra “En Peligro Crítico” según la UICN. En España está catalogado como “En Peligro de Extinción” y se encuentra además incluido en la Directiva Hábitats como “especie prioritaria”.
(LIFE Lutreola Spain)

Se trata de un mustélido semiacuático de pequeño tamaño, de color chocolate con una mancha blanca en el hocico. Carnívoro oportunista y bioindicador de nuestros ríos.

Esta especie llegó a ocupar casi toda la superficie europea, pero desde el siglo XIX fue desapareciendo. Su área de distribución se ha reducido en un 90% con respecto a la original y la tendencia de sus poblaciones es muy negativa.

En España se distinguen dos zonas bien diferenciadas dentro del área de distribución: las cuencas cantábricas y la vertiente mediterránea del valle del Ebro. Pero se cree que no quedan más de 500 ejemplares, con la consiguiente pérdida de variabilidad genética.

(WWF)
La pérdida y degradación del hábitat (zonas de ribera con buena calidad del agua) y la competencia con el visón americano son los principales factores de amenaza para el visón europeo, aunque no son los únicos. El visón americano compite de manera directa con la especie autóctona, además puede trasmitirle la enfermedad aleutiana del visón (ADV), una enfermedad vírica grave para la que no existe tratamiento.

Actualmente existen varias acciones de conservación en marcha, llevadas a cabo por distintos grupos de trabajo. Estas acciones se centran, por una parte, en la eliminación de los núcleos de visón americano, para lo cual se ha avanzado bastante en las técnicas de trampeo, aunque aún queda mucho por hacer. También se está trabajando en la mejora del hábitat y se están desarrollando medidas de conservación ex-situ como la cría en cautividad. El programa de cría en cautividad existe desde el año 2005, dentro de la Estrategia para la Conservación del Visón Europeo en España, aprobada en ese mismo año. Por otra parte, la ONG WWF propone la puesta en marcha de un Plan de Emergencia para evitar la extinción del visón europeo en España.

(FIEB)
Bibliografía consultada:
Revista Quercus 357
Suplemento LIFE Territorio Visón (Quercus 358).
http://lifelutreolaspain.com/
Estrategia para la Conservación del Visón Europeo en España (MAPAMA)


viernes, 9 de marzo de 2018

Debate en torno al cangrejo de río


El cangrejo de río (Austropotamobius pallipes) es un invertebrado acuático endémico del área mediterránea occidental europea. Hoy podemos decir con seguridad que se trata de una especie autóctona, pero ha existido mucho debate al respecto y probablemente aún no haya terminado del todo.

Cangrejo de río
Se trata de una especie amenazada, catalogada como “Vulnerable” a nivel nacional y “En Peligro de Extinción” en varios catálogos regionales. Una de las principales amenazas deriva de la introducción del cangrejo americano y del cangrejo señal, especies exóticas a las que parece haberse unido una tercera: Orconectes limosus (cangrejo de los canales). Estas tres especies son portadoras de una enfermedad denominada afanomicosis, producida por el hongo Aphanomyces astaci. Los cangrejos exóticos son, en general, resistentes a la enfermedad, ya que son capaces de contener al hongo en la cutícula, pero éste ha causado mortandades masivas en el caso del cangrejo de río.

A pesar de todo, el cangrejo de río parece haber experimentado una leve recuperación en los últimos años, de forma desigual en el territorio, aunque continúa relegado a arroyos de cabecera y a áreas marginales de su antigua zona de distribución.

En las Jornadas Españolas y Symposium Internacional sobre la especie celebrados en 2015, se confirmó la existencia de una población de cangrejo de río con elevada resistencia a la afanomicosis. Fue descubierta en Cataluña por un equipo científico del Real Jardín Botánico (CSIC). Los investigadores observaron que estos cangrejos habían desarrollado una reacción inmunológica similar a la de los cangrejos exóticos, logrando encapsular las hifas del patógeno. Este descubrimiento es sin duda muy esperanzador y abre una posible vía para la recuperación de la especie en España.

Origen a debate

En los últimos años el carácter autóctono del cangrejo de río ha sido objeto de gran debate, con un continuo tira y afloja entre las fuentes genéticas y las documentales.

Es cierto que el registro fósil es escaso y no aporta evidencias concluyentes, a lo que se añade la ausencia de citas antiguas de su presencia en España. Clavero et al. (2015) defendía que los cangrejos fueron introducidos en España de manera artificial, importándose desde Italia en 1588 por expreso deseo del Rey Felipe II.

Los primeros trabajos de carácter genético se basaban solo en el análisis de una pequeña parte de las secuencias de los genes que codifican la enzima citocromo oxidasa I (COI), además de emplear tamaños muestrales pequeños. Por ello las poblaciones ibéricas e italianas se considerában idénticas, sin observarse tampoco estructuración alguna entre las poblaciones ibéricas. Pero conforme se han ido añadiendo más poblaciones y marcadores, se ha podido detectar variabilidad antes oculta, confirmándose la existencia de hasta veinte haplotipos mitocondriales exclusivos de las poblaciones ibéricas y un mínimo de veinte mil años de historia en la Península Ibérica.

Las poblaciones ibéricas e italianas tienen, eso sí, un ancestro común: los cangrejos que sobrevivieron a las últimas glaciaciones, a partir de los cuales ha surgido la diversidad genética que se observa hoy en día.

Bibliografía consultada:

Clavero, M. 2013. “¿Y si el cangrejo de río no fuera tan autóctono?”. Quercus 334: 28-36.

Javier Galindo, F. et al. 2014. “Cangrejo de río: la ciencia sí es aval de su carácter nativo”. Quercus 342: 74-79.

Clavero, M. et al. 2016. “El cangrejo de río… italiano”. Quercus 359: 42-52.

Martín-Torrijos, L. et al. 2016. “El cangrejo autóctono de la Península Ibérica: ni mitos no creencias”. Quercus 367: 22-29.

jueves, 1 de marzo de 2018

Desmán ibérico: pequeño bioindicador de nuestros ríos


Ya sabemos que el galápago europeo es una especie muy sensible a las alteraciones del medio acuático. Lo mismo le ocurre a un mamífero endémico de la Península Ibérica, del que queremos hablaros en esta ocasión: El desmán ibérico (Galemys pyrenaicus).

Se trata de un pequeño mamífero acuático, de hábitos principalmente nocturnos e insectívoros, que habita en ríos y arroyos de aguas limpias y bien oxigenadas en zonas del centro y norte de la Península Ibérica.

Se desconoce el tamaño poblacional pero se sabe que su área de distribución ha sufrido una pérdida de casi el 70% desde mediados de los años noventa y actualmente se considera una de las diez especies más amenazadas de España.

Este pequeño bioindicador de nuestros ríos está catalogado como “En peligro de extinción” en el Sistema Central y como “Vulnerable” en el resto de España, siendo una especie de interés prioritario según la Directiva Hábitat.

Distribución del desmán ibérico (MAPAMA)

Su aspecto resulta inconfundible, ya que su morfología está adaptada a los hábitats fluviales, con pequeños ojos, membranas interdigitales, cola larga y escamosa, ausencia de pabellones auditivos y apéndice nasal en forma de trompa con pelos muy sensibles.

El desmán requiere condiciones especiales de vegetación, flujo y calidad del agua y refugios naturales, por lo que la pérdida y deterioro del hábitat es una de sus principales amenazas, además de la depredación por nutria y visón americano.

(LIFE+ Desmania)
Afortunadamente existen diferentes acciones de conservación en marcha, como el proyecto LIFE+ Desmania, enfocado a la recuperación de esta especie en Castilla y León y Extremadura. Los trabajos de campo llevados a cabo permitieron redescubrir un importante reducto poblacional al sur de la provincia de Ávila en el año 2015. Ojalá sigamos recibiendo buenas noticias sobre este pequeño duende fluvial.




Bibliografía:

Cristina Vega. 2016. “Desmán ibérico: sello de calidad en nuestros ríos”. Quercus 370: 64-67.

http://www.lifedesman.es/es


http://www.vertebradosibericos.org/mamiferos/galpyr.html

martes, 20 de febrero de 2018

Macrófitos acuáticos y tréboles con poca suerte

Cuando hablamos de plantas acuáticas o macrófitos acuáticos nos referimos a plantas visibles a simple vista que viven en el agua.  Pero cuidado, porque hay plantas acuáticas que tienen formas terrestres y plantas terrestres que tienen formas acuáticas. Los macrófitos acuáticos viven en distintos puntos de agua, donde pueden estar arraigados al sustrato o no, con todas sus partes sumergidas o con hojas y flores flotantes o emergentes. Existen multitud de adaptaciones, desde plantas carnívoras a plantas capaces de autofecundarse, de aguas estacionales o permanentes, dulces o salinas.

Clasificación de las plantas relacionadas con el medio acuático (Imagen: Taxagua, MAPAMA).

El grupo de los macrófitos acuáticos está formado por 117 especies. En esta ocasión nos centraremos en los macrófitos vasculares, que incluyen helechos y plantas con flores. Hablando de flores, éstas no siempre se van a observar fácilmente, ya que la adaptación a la vida acuática ha hecho que las partes más vistosas de las flores se hayan atrofiado o desaparecido, ya que no necesitan atraer a los insectos, pues la polinización se produce por el agua.

A pesar de la pérdida o degradación de zonas húmedas, la flora acuática española es una de las más interesantes de Europa. Pero muchas de estas plantas se encuentran amenazadas, incluso en riesgo de extinción:

Herbario Virtual CeDocBiV
Marsilea quadrifolia, conocida como trébol de cuatro hojas o trébol de agua, es en realidad un helecho acuático, cuya categoría de amenaza UICN es “Extinto en estado silvestre (EW)”. Esta especie fue abundante en Girona, el Delta del Ebro y la Albufera de Valencia, pero todas estas poblaciones fueron desapareciendo, debido al cambio en los usos agrícolas y a la eutrofización del medio. Actualmente existe una colonia que sobrevive en una finca de Ourense, cuyo origen es una incógnita. Por otra parte, se mantiene una pequeña población en una zona controlada del Parque Natural del Delta del Ebro, en el marco de un programa de recuperación a partir de esporocarpos encontrados en el fango de esta misma zona.


Otra planta acuática conocida como trébol de agua es Menyanthes trifoliata, único representante de su género. Este trébol es propio de turberas y zonas higroturbosas y actualmente se encuentra en regresión debido a la pérdida y degradación de su hábitat y a su interés medicinal. El interés farmacológico ha dado lugar a una recolección masiva, muchas veces no regulada, por lo que se encuentra incluido en el anexo D del reglamento CITES comunitario.

Esta planta resulta rara y escasa a nivel peninsular, donde aparece solamente en la mitad septentrional. A nivel nacional no aparece recogida en la Lista Roja de la Flora Vascular Española, la protección legal con la que cuenta se restringe a los catálogos regionales. En el caso de la Comunidad de Madrid, donde está catalogada como “Vulnerable”, se ha propuesto asignarle la categoría de “En Peligro de extinción”. 

Bibliografía consultada:

Alarcos, G. y Madrigal, J. 2018. “Localizada una nueva población de trébol de agua en Zamora”. Quercus 384: 59.

Baonza, J.; Medina, L. y Montouto, O. 2006. “Conservación de una planta medicinal y de turbera, Menyanthes trifoliata, en España y en la Comunidad de Madrid”. Conservación vegetal, 10: 11-13.

Cirujano, S.; Meco, A.; García, P. y Chirino, M. 2013. “La flora acuática española”. Quercus 331: 24-34.

http://www.mapama.gob.es/es/biodiversidad/temas/inventarios-nacionales/903_tcm7-149550.pdf

http://soporte.patrimonionatural.net/FLVS/2013_02_27_Datos_para_Repositorio/efd/Menyanthes_trifoliata.pdf 

miércoles, 14 de febrero de 2018

Bsal: nueva amenaza para los anfibios

Como ya comentábamos en la última entrada del blog, los anfibios se encuentran en acusado declive a nivel mundial y las enfermedades emergentes son una de las principales causas en todos los continentes.
La globalización favorece, sin duda, la dispersión de estos nuevos patógenos, entre los que destacan los hongos quitridios y los ranavirus.
Esporangios y zoosporas de hongo quitridio
Hace ya casi veinte años que se identificó por primera vez la enfermedad denominada “quitridiomicosis”, producida por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd). Este hongo ha sido responsable de la muerte de miles de anfibios, también en España, donde destaca el trabajo del equipo de Jaime Bosch (CSIC). Las numerosas investigaciones llevadas a cabo han permitido avanzar en el conocimiento y mitigación de la enfermedad, pero hasta la fecha no se ha encontrado una solución realmente eficaz.

Actualmente todas las alarmas giran en torno a otra especie de hongo quitridio, de origen asiático: Batrachochytrium salamandrivorans (Bsal). La enfermedad producida por este hongo es aún más peligrosa que la anterior y resulta extremadamente virulenta para salamandras y tritones. Los anuros (sapos y ranas) actúan como reservorio de la enfermedad sin padecerla, dificultando su control.

Hasta la fecha Bsal ha sido identificado en el entorno natural de tres países de la Unión Europea (Países Bajos, Bélgica y Alemania). En los Países Bajos, donde se describieron por primera vez los brotes de Bsal, se ha producido una pérdida del 99,9% de los ejemplares de Salamandra salamandra en un periodo de 7 años.

Los síntomas más visibles de esta infección son problemas en la piel (úlceras, desprendimiento…), anorexia, ataxia y muerte en última instancia. Bsal se ha detectado en etapas tardías y no se tiene constancia de que sea capaz de infectar a las larvas.

Principales síntomas de Bsal
(bsalinfoeurope.wixsite.com/eubsalmitigation2017)

Por desgracia, existe la probabilidad de que esta nueva enfermedad llegue a la Península Ibérica. Por ello, si descubres anfibios muertos en el campo, es importante que hagas numerosas fotografías y apuntes algunos datos de interés (localización, fecha, número de animales, etc.). Igualmente es de gran importancia desinfectar las botas y todo el equipo de campo.

Bibliografía consultada:



https://www.parquenacionalsierraguadarrama.es/es/blogs/sos-anfibios

Trenton WJ Garner, Benedikt R. Schmidt, Un Martel, Frank Pasmans, Erin Muths, Andrew A. Cunningham, Che Weldon, Matthew C. Fisher, Jaime Bosch. 2016. “Mitigating amphibian chytridiomycoses in nature”. Phil. Trans. R. Soc. B, Vol. 371.

viernes, 9 de febrero de 2018

El contaminado declive de los herpetos

La herpetofauna (anfibios y reptiles) se encuentra en un escenario actual de declive planetario como consecuencia de diversos factores, entre los que destacan las especies exóticas invasoras, el cambio climático, las enfermedades emergentes y la pérdida de hábitat. En relación a esto último, la contaminación acuática se presenta como uno de los grandes problemas. La actividad humana genera un sinfín de residuos químicos, que en muchas ocasiones alcanzan los puntos de agua. Hablamos de plaguicidas (insecticidas y rodenticidas son los que presentan un mayor riesgo de intoxicación para la herpetofauna), subproductos de desinfectantes, contaminantes orgánicos persistentes (POPs), metales pesados y metaloides, contaminantes emergentes (fármacos, hormonas, cosméticos…), etc. Todas estas sustancias presentan una elevada toxicidad para los anfibios y los reptiles acuáticos y pueden actuar como disruptores endocrinos en concentraciones químicas muy bajas, incluso en niveles menores de partes por billón. Sin embargo todo esto no se suele tener en cuenta a la hora de valorar los riesgos ambientales derivados del uso de estas sustancias, como pone de manifiesto el reciente estudio de Ortiz-Santaliestra y colaboradores (2017).

A pesar de que la contaminación química se reconoce como uno de los principales factores de amenaza para la herpetofauna, existe un gran déficit de información al respecto. Habitualmente se considera que la evaluación de los potenciales efectos sobre anfibios y reptiles está cubierta mediante peces, mamíferos y aves. Pero realmente no es así, como pone de manifiesto el citado artículo, el cual constituye una concienzuda revisión de la información toxicológica disponible actualmente sobre anfibios y reptiles. Los resultados de este estudio sugieren que los datos de toxicidad generados por los peces (la trucha arcoíris es la especie más utilizada) son aceptablemente extrapolables al caso de los anfibios, aunque con matices. Sin embargo, las aves y los mamíferos no son para nada sustitutos adecuados. Aproximadamente en el 30% de los casos los anfibios y los reptiles resultan ser más sensibles que las aves y los mamíferos.  El estudio también aporta datos sobre las etapas de vida más delicadas, que en el caso de los anfibios resultan ser las fases larvarias.

El galápago europeo, en concreto, presenta una gran susceptibilidad ante pequeñas modificaciones del medio donde habita, como pueden ser una presencia humana creciente o vertidos ocasionales que modifiquen las características del agua. En general, los factores de estrés ambiental tienen un gran impacto sobre la respuesta inmune de los reptiles, siendo la causa de muchas de las enfermedades encontradas en las poblaciones naturales. En concreto, la contaminación del agua aparece como un factor fundamental en la patogénesis de las enfermedades de piel y caparazón de las tortugas dulciacuícolas.

En el medio natural, la sensibilidad de los reptiles a la contaminación está condicionada por multitud de factores. Lo más habitual es que los niveles de contaminación presentes en el medio se asocien con efectos subletales sobre los organismos, ya que éstos deben invertir parte de su energía en metabolizar el contaminante para eliminarlo o acumularlo, a expensas de comprometer otras funciones biológicas. Pero, debido a su longevidad, adaptaciones fisiológicas y hábitos carnívoros, el galápago europeo es una especie potencialmente sensible a los procesos de bioacumulación y biomagnificación, exponiéndose a los contaminantes por diversas vías: dérmica, oral, in ovo y por transferencia materna.

Algunas poblaciones madrileñas de galápago europeo no escapan a este conflicto, como ha podido comprobar GREFA. La contaminación acuática es especialmente grave en aquellas poblaciones que acumulan otros factores de amenaza, como el aislamiento geográfico. En este caso, la pérdida de potencial adaptativo por endogamia supone una disminución en la capacidad de respuesta ante modificaciones ambientales como la exposición a contaminantes. La realización de análisis de agua y/o sedimento resulta una herramienta conservacionista de gran valor en aquellos humedales donde la condición física y el estado sanitario de los galápagos reflejan una baja calidad del agua.



Bibliografía consultada:

Fernández Allende, M. 2015. “Efecto de la presión antrópica sobre el estado de conservación de dos poblaciones de galápago europeo (Emys orbicularis) de la Sierra de Guadarrama (Comunidad de Madrid)” Trabajo Fin de Máster UCM en Biología de la Conservación (no publicado). 

Ortiz-Santaliestra, M.E. & Egea-Serrano, A. 2013. "Análisis del impacto de la contaminación química sobre la herpetofauna: desafíos y aplicaciones prácticas". Bol. Asoc. Herpetol. Esp. 24: 2-34.

Ortiz-Santaliestra, M.E., Maia, J.P., Egea-Serrano, A., Brühl, C.A., Lopes, I. 2017. “Biological relevance of the magnitude of effects (considering mortality, sub-lethal and reproductive effects) observed in studies with amphibians and reptiles in view of population level impacts on amphibians and reptiles”. EFSA Supporting publication. 

lunes, 29 de enero de 2018

El S.O.S. de las náyades

En esta ocasión queremos hablaros de unos invertebrados que, en muchas ocasiones, comparten hábitat con el galápago europeo. Suelen pasar desapercibidos, a pesar de ser uno de los grupos animales con mayor tasa de extinción a nivel mundial: las náyades.

Se trata de grandes moluscos bivalvos de agua dulce pertenecientes al Orden Unionoida. Estos invertebrados tienen un alto poder bioindicador, de hecho su nombre hace referencia a las hadas o ninfas de la mitología griega encargadas de mantener la pureza de las aguas dulces. Estos organismos actúan como depuradoras naturales que filtran las masas de agua, contribuyendo al buen funcionamiento de los ecosistemas acuáticos. Pero las náyades se encuentran expuestas a numerosos factores de amenaza, tales como la contaminación y modificación de los cursos de agua, el uso de plaguicidas y fertilizantes, las especies exóticas invasoras, la desaparición de los peces hospedadores y el cambio climático. 

En la Península Ibérica contamos con la presencia de diez especies de náyades distintas y todas presentan un estado de conservación preocupante, catastrófico en el caso del género Margaritifera.

Margaritifera spp.
M. auricularia
En España este género está representado por M. margaritifera (madreperla de río o mejillón de rio) y M. auricularia (margaritona), catalogadas como En Peligro y En Peligro Crítico, respectivamente, según la Lista Roja de la UICN. M. margaritifera mantiene algunas poblaciones en ríos de Asturias, Galicia y Castilla y León, mientras que M. auricularia sólo está presente en el Ebro y canales adyacentes.

Estos animales presentan un ciclo de vida de lo más singular ya que, al igual que el resto de náyades, necesitan la presencia de un pez hospedador para completar su ciclo vital. La fase larvaria, denominada gloquidio, se instala en las branquias de determinados peces donde completa su metamorfosis, convirtiéndose en un individuo juvenil que pasará a enterrarse en el fondo del río. Recientemente un equipo de científicos españoles (Araujo, R. et al. 2017) ha confirmado que existe una segunda metamorfosis en la fase juvenil de M. margaritifera y gran parte de la mortalidad que presentan los juveniles podría deberse a que algunos no son capaces de llevar a cabo esta segunda metamorfosis. Esta especie es tremendamente longeva, con ejemplares de más de 150 años en el norte de Europa.
Fase larvaria del ciclo vital (LIFE Margal Ulla)
Para revertir el proceso de extinción en el que se encuentran inmersas las náyades, en los últimos años se han puesto en marcha diferentes acciones de conservación, entre ellas la cría en cautividad. También algunos Proyectos LIFE se han centrado en la conservación de estos moluscos, en ocasiones junto a labores de conservación de otras especies como el galápago europeo. Pero resulta imprescindible continuar trabajando por estas joyas nacaradas del medio acuático, cuyo futuro es tristemente incierto.

Bibliografía consultada:
Revista Quercus: Cuadernos 348, 357, 360, 383.
LIFE Margal Ulla
Araujo, R. et al. 2009. “Las náyades de la Península Ibérica". Iberus, 27 (2): 7-72.

Jesús Abad Soria y Javier Balset Izquierdo. 2015. “Náyades: depuradoras de nuestras aguas”. El Ecologista, 86.