miércoles, 27 de diciembre de 2017

Anostracos: supervivientes natos (casi siempre)

En varias ocasiones, al visitar una charca durante nuestras labores de conservación del galápago europeo, nos hemos encontrado con unos curiosos animales llamados  anostracos, supervivientes natos de los que os queremos hablar hoy.

Los anostracos son un grupo muy antiguo de crustáceos pertenecientes a la clase Branchiopoda. Se trata de animales de cuerpo blando, con aspecto de pequeños camarones, que miden entre 1 y 2 cm. Los anostracos presentan una gran plasticidad ambiental y, en cierto momento de su historia evolutiva, fueron capaces de dar el salto desde el mar al agua dulce. Este cambio fue posible gracias al desarrollo de un eficaz sistema osmorregulador, la presencia de un hábito alimentario de tipo filtrador no selectivo y la aparición de mecanismos de detención metabólica para pasar la etapa desfavorable en estado de quiste.

A pesar de todo esto, las poblaciones autóctonas del género Artemia, exclusivo de ecosistemas hipersalinos, se están viendo amenazadas en distintos puntos de nuestra geografía. Un ejemplo lo encontramos en las marismas de Odiel, que hasta hace pocos años albergaban una valiosa población de la especie A. parthenogenetica, la cual se ha visto desplazada y sustituida por A. franciscana, un congénere americano cuyas características le permiten imponerse en el ecosistema. Esta invasión ha dado lugar a toda una serie de consecuencias en las marismas, reduciendo la diversidad y abundancia de aves acuáticas y llegando incluso a alterar procesos ecológicos.

Las especies exóticas invasoras son una de las principales causas de pérdida de biodiversidad a nivel mundial (problema que tampoco pasa desapercibido para el galápago europeo) y resulta de vital importancia seguir trabajando para gestionar este problema de manera eficaz.  



Bibliografía consultada:

Graciela Cohen, R. 2006. Los anostracos, ejemplo de una compleja estrategia de supervivencia. Rev. Digital Universitaria, Vol. 7, 11: 1-10.
Sánchez Ordóñez, M. et al. 2017. El último despertar de Artemia: crónica de una extinción anunciada. Quercus 377: 30-38.

martes, 19 de diciembre de 2017

Adaptación o extinción

En general las especies animales tratan de adaptarse o de dispersarse ante las nuevas condiciones ambientales. La capacidad adaptativa puede determinar la probabilidad de supervivencia de las especies y reducir sus tasas de extinción ante el cambio climático, aunque no todas correrán con la misma suerte.

Recientemente la revista Quercus (Cuaderno 382) publicaba un interesante artículo titulado “Las pulgas de agua desarrollan tolerancia al calor”, basándose en el estudio de un equipo belga (Geerts et al. 2015). Las pulgas de agua son pequeños crustáceos que a menudo encontramos en charcas donde también habita el galápago europeo.

El estudio se ha basado en dos tipos de experimentos y ambos concluyen que la tolerancia térmica de la especie Daphnia magna frente al calentamiento reciente de las aguas continentales puede evolucionar con notable rapidez, ya que las pulgas incrementan el límite máximo de temperatura que pueden soportar cuando están expuestas a mayores temperaturas.

La capacidad de respuesta de estas pulgas viene determinada, en parte, por su variabilidad genética, la cual les permite tener el suficiente potencial adaptativo para responder genéticamente al calentamiento del agua.

No siempre se cuenta con la suficiente variabilidad genética

El aislamiento geográfico es un factor que a menudo desencadena pérdidas de variabilidad genética, como ocurre actualmente en algunas poblaciones madrileñas de galápago europeo, que se han ido quedando aisladas por la creciente presión antrópica (urbanizaciones, carreteras, etc.). La pérdida de variabilidad genética supone una pérdida de potencial adaptativo, con la consiguiente disminución en la capacidad de respuesta ante diferentes cambios ambientales (incluyendo nuevas enfermedades, competidores y depredadores o la exposición a contaminantes acuáticos), contribuyendo así a aumentar el riesgo de extinción local a largo plazo.

En las poblaciones con depresión endogámica se pueden valorar medidas de conservación tales como la introducción de ejemplares criados en cautividad o provenientes de centros de recuperación, siempre con las correspondientes precauciones. En cualquier caso debemos continuar recabando información acerca del estado actual de las poblaciones madrileñas de galápago europeo, y sus factores más relevantes de amenaza, para poder conservar a la especie de forma eficaz.