El cangrejo
de río (Austropotamobius pallipes) es un invertebrado acuático endémico
del área mediterránea occidental europea. Hoy podemos decir con seguridad que
se trata de una especie autóctona, pero ha existido mucho debate al respecto y
probablemente aún no haya terminado del todo.
Cangrejo de río |
Se trata de
una especie amenazada, catalogada como “Vulnerable” a nivel nacional y “En
Peligro de Extinción” en varios catálogos regionales. Una de las principales
amenazas deriva de la introducción del cangrejo americano y del cangrejo señal,
especies exóticas a las que parece haberse unido una tercera: Orconectes limosus (cangrejo de los canales). Estas tres especies son
portadoras de una enfermedad denominada afanomicosis, producida por el hongo Aphanomyces astaci. Los cangrejos
exóticos son, en general, resistentes a la enfermedad, ya que son capaces de
contener al hongo en la cutícula, pero éste ha causado mortandades masivas en
el caso del cangrejo de río.
A pesar de
todo, el cangrejo de río parece haber experimentado una leve recuperación en
los últimos años, de forma desigual en el territorio, aunque continúa relegado
a arroyos de cabecera y a áreas marginales de su antigua zona de distribución.
En las
Jornadas Españolas y Symposium Internacional sobre la especie celebrados en
2015, se confirmó la existencia de una población de cangrejo de río con elevada
resistencia a la afanomicosis. Fue descubierta en Cataluña por un equipo
científico del Real Jardín Botánico (CSIC). Los investigadores observaron que estos
cangrejos habían desarrollado una reacción inmunológica similar a la de los
cangrejos exóticos, logrando encapsular las hifas del patógeno. Este descubrimiento
es sin duda muy esperanzador y abre una posible vía para la recuperación de la
especie en España.
Origen a debate
En los
últimos años el carácter autóctono del cangrejo de río ha sido objeto de gran
debate, con un continuo tira y afloja entre las fuentes genéticas y las
documentales.
Es cierto
que el registro fósil es escaso y no aporta evidencias concluyentes, a lo que
se añade la ausencia de citas antiguas de su presencia en España. Clavero et al. (2015) defendía que los cangrejos
fueron introducidos en España de manera artificial, importándose desde Italia
en 1588 por expreso deseo del Rey Felipe II.
Los primeros
trabajos de carácter genético se basaban solo en el análisis de una pequeña
parte de las secuencias de los genes que codifican la enzima citocromo oxidasa
I (COI), además de emplear tamaños muestrales pequeños. Por ello las poblaciones ibéricas e italianas se considerában idénticas, sin observarse tampoco estructuración
alguna entre las poblaciones ibéricas. Pero conforme se han ido añadiendo más
poblaciones y marcadores, se ha podido detectar variabilidad antes oculta, confirmándose
la existencia de hasta veinte haplotipos mitocondriales exclusivos de las
poblaciones ibéricas y un mínimo de veinte mil años de historia en la Península
Ibérica.
Las
poblaciones ibéricas e italianas tienen, eso sí, un ancestro común: los
cangrejos que sobrevivieron a las últimas glaciaciones, a partir de los cuales
ha surgido la diversidad genética que se observa hoy en día.
Bibliografía consultada:
Clavero,
M. 2013. “¿Y si el cangrejo de río no fuera tan autóctono?”. Quercus 334: 28-36.
Javier
Galindo, F. et al. 2014. “Cangrejo de río: la ciencia sí es aval de su carácter
nativo”. Quercus 342: 74-79.
Clavero,
M. et al. 2016. “El cangrejo de río… italiano”. Quercus 359: 42-52.
Martín-Torrijos,
L. et al. 2016. “El cangrejo autóctono de la Península Ibérica: ni mitos no
creencias”. Quercus 367: 22-29.
Fascinante. Luego Austropotamobius pallipes sí puede considerarse autóctono, con una divergencia de 20000 años respecto de sus homólogos italianos, a partir de un ancestro común.
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