lunes, 10 de junio de 2019

Los coloridos odonatos

En anteriores entradas del blog hemos ido conociendo a los diferentes habitantes de los humedales y entre ellos no podían faltar los odonatos, más conocidos como libélulas y caballitos del diablo. De ágil vuelo, largo abdomen y llamativos colores, estos insectos no pasan desapercibidos en las masas de agua, en las cuales actúan como bioindicadores del estado ecológico. 

Se han descrito unas 6.000 especies y subespecies de odonatos en el mundo y, en base al registro fósil, los odonatos son considerados los insectos más antiguos de la Tierra (junto con las efímeras), surgiendo hace unos trescientos millones de años en el periodo Carbonífero. Quizá esta sea una de las razones por la que giran en torno a ellos numerosos mitos y creencias, además los odonatos han servido de inspiración artística para el ser humano desde la antigüedad.

Ejemplar adulto de Libellula depressa (Foto: Pablo Izquierdo)
Estos insectos conservan ciertos caracteres primitivos, ya que su desarrollo es hemimetábolo, es decir, su metamorfosis es incompleta y los cambios se producen de manera gradual. Los odonatos presentan estadio de huevo, larva (denominada ninfa) y adulto, pero carecen de pupa, al contrario que otros insectos como escarabajos o mariposas.

Los adultos son de vida aérea y es fácil observarles revoloteando cerca de las charcas, durante el tándem (el agarre de la hembra por parte del macho) o poniendo los huevos entre la vegetación o directamente sobre el agua, dependiendo de la especie. 

Ejemplar adulto de
Ischnura graellsii (Foto: Pablo Izquierdo)
Las larvas, sin embargo, son de vida acuática y presentan un curioso aparato bucal denominado máscara, una modificación del labio inferior que se repliega sobre sí mismo y que es proyectado repentinamente para atrapar a presas como anélidos y renacuajos. Los ejemplares adultos también son buenos cazadores y se basan en el sentido de la vista para capturar a sus presas, gracias al notable desarrollo de sus ojos. Los adultos pueden vivir desde pocas semanas hasta varios meses, dependiendo de la especie, y llegar incluso a realizar migraciones. 

Ninfa de odonato (Foto: Pablo Izquierdo)


Bibliografía consultada:

Tony Herrera Grao, Óscar Gavira Romero y Francisco Blanco Garrido. 2009. "Habitantes del agua. Odonatos". Agencia Andaluza del Agua. Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Macrófitos acuáticos bajo amenaza


No es la primera vez que hablamos de las plantas acuáticas o macrófitos acuáticos, ya en una entrada anterior del blog empezamos a conocer a estas pequeñas joyas de los humedales. La flora acuática española es diversa y de gran interés, pero cada vez se encuentra más amenazada y no parece recibir tanta atención y esfuerzos de conservación como la flora terrestre, a pesar de que muchas especies se encuentran en peligro de extinción o se han extinguido ya.

El principal factor de amenaza es la destrucción de los hábitats acuáticos, ya sea por contaminación, desecación, salinización, colonización por parte de especies exóticas invasoras, etc. Un claro ejemplo lo encontramos actualmente en Doñana, como consecuencia de la contaminación y de la sobreexplotación derivada de la agricultura intensiva. Tal es la situación que recientemente ha intervenido la Comisión Europea, ante la falta de respuesta de las autoridades españolas. 

Algunas plantas acuáticas son abundantes en el conjunto de nuestro territorio, aunque pueden resultar raras en ciertas comunidades autónomas, pero otras ya solo cuentan con representaciones extremadamente escasas y puntuales, reducidas incluso a una sola laguna en toda España.

Sparganium natans cuenta con una única población ibérica, presente en una laguna de la provincia de Cuenca.

Las especies que han corrido con peor suerte se consideran ya extintas, como es el caso del trébol de agua (Marsilea quadrifolia), del que ya hemos hablado anteriormente, o de la denominada castaña de agua (Trapa natans). Por otra parte, plantas que fueron abundantes hasta hace no tanto, como los nenúfares, se están viendo amenazadas por una deficiente calidad del agua y por especies empleadas como ornamentales en estanques y jardines.

Trapa natans, especie que desapareció en España hace varias décadas.

Bibliografía consultada:

-Santos Cirujano y Pablo García, 2019. "Plantas acuáticas amenazadas de la flora española". Quercus 397: 24-32 pp.

-Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España.

lunes, 8 de abril de 2019

Primavera en los humedales


El inicio de la primavera y sus primeras lluvias es una época de ebullición en los humedales ibéricos, momento en el que se reproducen muchas de las especies asociadas, ya sean vertebrados o invertebrados. Aunque este año las lluvias se están haciendo desear, no en vano el cambio climático es una de las grandes amenazas a las que se enfrentan los humedales y todos los organismos acuáticos.

Amplexo de sapo común
Si enfocamos nuestra atención hacia los anfibios, es posible oír los coros formados por los machos de sapo corredor (Epidalea calamita) u observar los elaborados cortejos del tritón pigmeo (Triturus pygmaeus). Hembras y machos de las distintas especies de anfibios se reúnen en el agua y se acoplan de un modo característico denominado amplexus o amplexo, fecundando los huevos de manera externa. El tamaño y forma de la puesta es variable entre especies y, en el caso del sapo partero (Alytes obstetricans), el macho transporta los huevos durante un mes aproximadamente hasta que las larvas están completamente formadas y la puesta puede ser depositada en el agua.

Macho de sapo partero

También en esta época se producen los cortejos y cópulas de los galápagos, aunque los huevos no serán depositados hasta el verano. En el caso del galápago de florida (Trachemys scripta), especie exótica invasora que por desgracia ya está presente en muchos de nuestros humedales,  el cortejo es muy curioso, ya que los machos disponen de unas largas uñas que moverán frente a la hembra a modo de elaborado baile para cortejarla.


También en invertebrados crustáceos como los copépodos, los anostracos o las pulgas de agua, se pueden observar sacos de huevos o bolsas de incubación. Algunos de estos organismos pueden además formar huevos enquistados como mecanismo de resistencia en periodos poco favorables.

Anostraco con huevos en desarrollo


jueves, 21 de marzo de 2019

La neotenia en anfibios


Hoy queremos hablaros de uno de los tantos secretos que guardan los humedales: la neotenia presente en anfibios. Este fenómeno evolutivo fue descubierto en 1867 en el ajolote mejicano (Ambystoma mexicanum), el cual mantiene características larvarias y, al mismo tiempo, es capaz de reproducirse.

Ajolote mejicano 
La neotenia supone por tanto una interrupción de la metamorfosis, de manera parcial o total. Según las especies este proceso puede ser obligado, al estar fijado genéticamente, o puede ser facultativo, dependiendo en este caso de las condiciones ambientales. Se trata de un proceso evolutivo muy antiguo, pues se tiene constancia de neotenia ya en salamandras fósiles de finales del periodo Jurásico.

La neotenia es relativamente frecuente en urodelos, en los cuales se suele observar una retención de las branquias externas. En concreto en la Península Ibérica hay citas de este proceso para especies como el gallipato, el tritón alpino, el tritón pirenaico, el tritón palmeado y el tritón pigmeo. Un estudio de dos poblaciones de tritón pirenaico refleja que los ejemplares neoténicos alcanzan la madurez sexual en apenas tres años, frente al intervalo de cuatro a nueve años en el caso de los ejemplares metamórficos, pero a cambio los ejemplares neoténicos viven menos años.

Ejemplar neoténico de tritón pigmeo localizado en la provincia de Jaén

Existen distintas teorías para tratar de explicar el porqué de la neotenia en anfibios, aunque aún no se dispone de estudios concluyentes. Estas teorías barajan una alteración en la hormona tiroidea como consecuencia de bajas temperaturas, ventajas derivadas de habitar únicamente en el medio acuático o un intento de acelerar la madurez sexual.

Bibliografía consultada:

Félix Amat, Neus Oromi, Delfi Sanuy, Antoni Palau y Salvador Carranza. 2014. “La neotenia del tritón pirenaico en lagos de alta montaña”. Quercus 344.

Javier Fuentes, Luis García-Cardenete, Eduardo Escoriza, José L. Esteban y Javier Benavides. 2011. “Neotenia en Triturus pygmaeus. Observación en el sur de Jaén”. Bol. Asoc. Herpetol. Esp. (2011) 22.

martes, 5 de marzo de 2019

Los anfibios en la medicina popular


En este blog ya dedicamos una entrada a la etnoherpetología, en concreto a los usos tradicionales de los galápagos, pero hoy queremos hablaros del empleo de los anfibios en la medicina popular española, ya que están documentados hasta 113 remedios extraídos a partir de nueve especies de anfibios, en concreto dos urodelos y siete anuros.

Los anfibios han sido considerados tanto agentes causales de diferentes dolencias, con una marcada animadversión hacia ellos, como seres curativos y medicinales ante multitud de patologías. Entre ellas destacan las enfermedades infecciosas y parasitarias, las enfermedades oculares, del sistema circulatorio, del sistema digestivo y de la piel, así como las causas externas de morbilidad.

Bufo spinosus
Las principales especies empleadas para elaborar los remedios han sido Bufo spinosus, Epidalea calamita, Pelophylax perezi e Hyla spp. Pero para obtener esta asignación taxonómica primero es necesario interpretar la nomenclatura popular, apoyándose en un análisis discriminatorio biogeográfico. Algunos ejemplos de nombres vernáculos populares son marrajo (Pleurodeles waltl), rana de zarzal (Bufo spinosus) o sapo de barriga blanca (Pelobates cultripes).


Algunos ejemplos de los muchos remedios recopilados son el uso de sangre de H. arbórea para depilar la piel, comerse fritos dos ejemplares de P. waltl para combatir la viruela, el jugo de ancas de rana contra la rabia, tragarse vivo un ejemplar de P. perezi para combatir el paludismo o la piel de rana como apósito contra las picaduras de alacrán. Por otra parte existía la creencia de que las verrugas desaparecían metiendo a un sapo en un recipiente bajo la cama del afectado o que colgando una pata de rana en la ropa de un niño pequeño se combatía el dolor de la salida de los primeros dientes.

Los anfibios se empleaban incluso como pronóstico del curso de la enfermedad, pues si se colocaba una rana en el pecho del afectado y esta moría, la dolencia acabaría remitiendo, pero si permanecía viva durante un tiempo, el desenlace del enfermo sería fatal.

Epidalea calamita

En España estas prácticas de zooterapia han sido prácticamente relegadas, por lo que la medicina popular no supone un impacto en la conservación de los anfibios ibéricos a día de hoy, como sí lo son la pérdida de hábitat, el cambio climático o las enfermedades emergentes.





Bibliografía:

Vallejo, José Ramón & González, José Antonio. 2013. “Los anfibios en la medicina popular española, la farmacopea de Plinio y el Dioscórides”. História, Ciências, Saúde – Manguinhos, Rio de Janeiro.


lunes, 18 de febrero de 2019

Las tortugas de Darwin


Hoy queremos compartir con vosotros una entrada un poco diferente, ya que vamos a hablar de especies que no están ligadas a los humedales, aunque su nombre nos puede confundir: las tortugas gigantes de las Islas Galápagos.

En realidad estos reptiles, ya observados por Darwin, no son galápagos sino tortugas de tierra. Pero, en el siglo XVI, cuando los marinos españoles vieron aquellos enormes reptiles con caparazón, denominaron Galápagos al archipiélago, acostumbrados quizá a ver galápagos en España.


Las tortugas gigantes presentan hábitos herbívoros y son muy longevas, con una vida media de 100 años, pudiendo alcanzar los 250 kg de peso. Existen distintas especies (o subespecies, pues existe cierta controversia a nivel taxonómico), pero algunas de ellas ya se consideran extintas. Otras continúan en declive y las más afortunadas se han ido recuperando gracias a los esfuerzos de conservación.

Las poblaciones de tortugas gigantes fueron abundantes entre los siglos XVI y XVIII, sin embargo la presión ejercida por el ser humano y por algunos depredadores (gavilán de Galápagos, ratas, cerdos, perros y hormigas de fuego) han perjudicado enormemente a estos animales. Cabe destacar que los marineros y piratas se llevaban a estas tortugas en sus barcos como fuente de carne fresca durante las largas travesías, ya que las tortugas aguantaban mucho tiempo sin comer ni beber.

Foto: Parque Nacional Galápagos
Recientemente se ha tenido constancia de reproducción natural en la isla Pinzón, tras más de un siglo, después de una compleja campaña para controlar la población de ratas. Sin duda una gran noticia, pues hasta este momento la especie Chelonoidis Ephippium solo se reproducía en cautividad, liberando a los ejemplares juveniles cuando el riesgo de depredación ya había disminuido. Esta técnica, conocida como headstarting o recría, es la misma que GREFA utiliza para la cría en cautividad del galápago europeo, pues se puede aplicar a todo tipo de quelonios. ¡Nuestros mejores deseos para estos pequeños gigantes!

lunes, 4 de febrero de 2019

Especies exóticas invasoras en los humedales


Las especies exóticas invasoras (EEI) suponen una amenaza para los ecosistemas a nivel global, ya que alteran su estructura y funcionamiento, perjudican a las especies nativas y pueden acarrear efectos negativos sobre la salud y las actividades económicas.

Los humedales no están exentos de esta amenaza, de hecho en España son muchas las EEI de agua dulce, tanto animales como vegetales.

Algunas de ellas son el helecho acuático Azolla filiculoides y el alga moco de roca. Estas dos especies vegetales perturban los procesos ecológicos, causando el declive de plantas y animales asociados a los cursos de agua.

Los cangrejos exóticos (americano, señal y de los canales) han supuesto el declive del cangrejo de río autóctono, principalmente por ser portadores de la enfermedad fúngica denominada afanomicosis. Los cangrejos exóticos son, en general, resistentes a la enfermedad, ya que son capaces de contener al hongo en la cutícula, pero éste ha causado mortandades masivas en el caso del cangrejo de río autóctono.

La almeja asiática y el mejillón cebra tienen una elevada tasa de crecimiento y son capaces de dispersarse gracias a las actividades humanas, lo que les ha convertido en invasores de gran éxito. Estos bivalvos provocan enormes costes económicos cada año, ya que causan daños a numerosas infraestructuras y colonizan y obstruyen tuberías y conducciones de agua. Además compiten con los bivalvos dulceacuícolas autóctonos, algunos de ellos tan amenazados como Margaritifera auricularia. Por suerte, a mediados del pasado año 2018, se localizó un ejemplar de esta especie en el río Ebro (de aproximadamente 70 años y un tamaño de 17,5 centímetros), junto a un centenar de ejemplares de las otras tres náyades autóctonas del Ebro, dentro de lo que se ha considerado como una población.

"El malvado mejillón cebra" (CH Ebro)
El galápago de florida (Trachemys scripta), así como otras especies de galápagos exóticos extendidos cada vez más por nuestras lagunas, ríos y embalses, compiten con los galápagos autóctonos por los recursos, además de ser una fuente de patógenos y enfermedades para estos.

Y esto son solo algunos ejemplos. Es responsabilidad de todos luchar contra la grave problemática que suponen las EEI. Precisamente, el pasado Noviembre de 2018 se puso en marcha el proyecto LIFE INVASQUA, cuyo objetivo es dar a conocer la problemática que suponen las EEI en los ecosistemas acuáticos y desarrollar herramientas que mejoren la alerta temprana y una rápida respuesta ante estas.