viernes, 5 de enero de 2018

Un poco de etnoherpetología


Los anfibios y reptiles ibéricos (especialmente los ofidios) han sido objeto de leyendas y creencias populares no muy favorables, algunas de las cuales todavía tienen vigencia entre los habitantes de los pueblos. Sin duda estas historias forman parte de nuestra cultura, pero es necesario desmitificar a los herpetos.

Creencias relacionadas con los galápagos

El nombre gallego (Sapo-concho) y el vasco (Apoarmatu: “sapo armado”) indican que existía la creencia de que los galápagos procedían de bellos sapos a los que les creció un caparazón. Actualmente algunos pueblos de nuestra geografía reciben su nombre por estos animales, como Galapagar (Madrid) o Galápagos (Guadalajara).

Un uso tradicional de los galápagos lo encontramos en los aljibes, por ejemplo en los del barrio de Albaicín en Granada. Para comprobar la calidad del agua acumulada en los aljibes era común introducir galápagos, creyendo que el agua estaba contaminada si estos morían. Si los galápagos sobrevivían, el agua era apta para el consumo, ya que además éstos acababan con los insectos y restos orgánicos.

Los galápagos también han sido empleados como alimento. Muchos Monasterios albergaban “galapagueras” entre sus muros, ya que al vivir en el medio acuático los galápagos se consideraban pescado y eran aptos para consumir en Cuaresma o por parte de los monjes cartujos durante todo el año. Principalmente se empleaban para preparar sopa, que también degustaban los reyes. Hoy en día aún se pueden observar estas estructuras, por ejemplo en el Monasterio de El Paular (Madrid) y en el Monasterio de la Cartuja de Santa María de la Defensión (Cádiz), donde además, junto a la galapaguera, se conserva una habitación con una gran mesa de piedra en el centro para romper los galápagos antes de meterlos en la olla.

Otra costumbre, que aún hoy se mantiene en algunas zonas de la Península, es la de mantener galápagos en los patios y corrales para espantar cucarachas, ratas y ratones (práctica sin ningún tipo de base científica). O simplemente capturarlos en su medio natural para mantenerlos como mascota. 

Al igual que el resto de la fauna salvaje ibérica, los galápagos están protegidos y no se pueden mantener en cautividad. A pesar de esto, el expolio es una de las principales amenazas a las que se enfrenta el galápago europeo actualmente. En GREFA hemos recuperado ejemplares adultos que muestran taladros en el caparazón, mediante los cuales sus “propietarios” los mantenían atados con una cadena. Resulta necesario acabar con este tipo de prácticas y velar por uno de los vertebrados ibéricos con mayor riesgo de extinción ¡Trabajemos juntos por la conservación del galápago europeo!




Bibliografía consultada:
Aragón Rebollo, T. et al. 2006. Anfibios y reptiles de la Península Ibérica e Islas Baleares. Ediciones Jaguar. Madrid. 

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